viernes, 30 de noviembre de 2012

Teoría Neodarwinista

Introducción
La comunidad científica actual mantiene una serie de afirmaciones respecto a la Evolución biológica de las cuales hablaremos a continuación.
La Evolución es un hecho histórico, es decir, existen suficientes pruebas científicas para afirmar que la historia del planeta se debe a una transformación de las especies de los organismos, lo que ha producido la diversidad que conocemos a partir de las primeras formas de vida.
Los mecanismos que explican la evolución de los seres vivos son básicamente los que expone la teoría conocida como Neodarwinismo que conjuga las afirmaciones del Darwinismo con los descubrimientos de la Genética, la Paleontología y otras ramas de la Biología, por lo que recibe también el nombre de Teoría Sintética.

La Evolución no es una ciencia ya cerrada pues las investigaciones van aportando nuevos conocimientos sobre el modo de como se han podido dar cada uno de los pasos de la historia de la evolución y van aportando al Neodarwinismo el conocimiento de nuevos posibles mecanismos evolutivos. 

Neodarwinismo Teoría sintética
La teoría neodarwinista fue elaborada en los años treinta y cuarenta por Dobzhansky, Simpson, Mayr, Huxley, etc..., basándose en la variabilidad genética y en la selección natural, aspectos proporcionados por la teoría darwinista, pero con algunas modificaciones debido principalmente a los novedosos conocimientos sobre genética, ecología....

VARIABILIDAD GENÉTICA
Según esta teoría el proceso evolutivo está basado en la variabilidad genética de las poblaciones, causada por la aparición de:
Mutaciones. La mutación es la causa principal de la variabilidad heredable. Aunque la mayoría de estas son perjudiciales, algunas son neutras para el individuo en el ambiente en que vive. Estas mutaciones permanecerán en su ADN y se transmitirán a sus descendientes dando lugar a las diferencias entre individuos. Es probable que ante nuevas condiciones (por ejemplo, cambios medioambientales) una mutación ya existente resulte ahora beneficiosa para los individuos que estarán más desarrollados con respecto al resto de la población.
La recombinación de los genes en la reproducción sexual. No origina nuevas alternativas para un gen, pero a partir de las alternativas generadas en la mutación si que pueden dar lugar a nuevas combinaciones

LA SELECCIÓN NATURAL
La selección natural actuaría como base evolutiva, de tal manera que los genotipos más favorables para la especie perdurarían dejando de esta forma una mayor descendencia y, por tanto, aumentaría su frecuencia estadística . Por el contrario, los genes que se presentan sin ventajas para el desarrollo evolutivo son eliminados de la población. Por lo que hablaremos de un mejor desarrollo adaptativo al medio, de unos individuos frente a otros.
Las formas de selección son variadas, según el proceso al que dan lugar:
* Selección normalizadora. Tiende a favorecer los fenotipos más frecuentes y excluye los valores extremos.
* Selección direccional. Se ven favorecidos los fenotipos en una dirección particular. Este tipo de selección es frecuente cuando una especie coloniza nuevos territorios en los que las condiciones ambientales son diferentes de las del ambiente original y comienza a ser seleccionada con criterios diferentes. La selección direccional sólo es posible si existe variación genética disponible respecto al fenotipo que se selecciona.
* Selección diversificadora. Un ambiente puede favorecer dos o más fenotipos a la vez debido a que los ambientes no suelen ser homogéneos.
No sabemos cómo ciertos agentes naturales pueden, o han podido en el pasado, actuar sobre los ácidos nucleicos para provocar mutaciones, pero los detalles que aún son discutibles no tienen fuerza contra lo que está bien averiguado y establecido acerca de esos mecanismos de la vida
Pruebas de la evolución
PRUEBAS PALEONTOLÓGICAS:
El principal indicio a favor de la Evolución biológica, es el hecho de que se conserven restos fósiles de animales y vegetales que vivieron en épocas pasadas, que no han perdurado hasta nuestros días y que son distintos a las especies actuales, mientras que la mayoría de las especies no está representadas en los fósiles conocidos. Si como principio general todo ser vivo procede de otro ser vivo, habrá que admitir que las especies actuales proceden de otras especies biológicas. Las especies desaparecen , se extinguen y son sustituidas por otras, a lo que se conoce con el nombre de registro fósil. Pero sólo en algunos casos los restos descubiertos permiten reconstruir la evolución de un determinado organismo a través del tiempo. De donde diferenciaremos dos pruebas especialmente importantes:

*Series filogenéticas:
Un buen ejemplo es el caso de la evolución del caballo. Su registro fósil conocido comienza hace unos cincuenta millones de años La historia de la evolución del caballo está bien documentada y el registro fósil muestra con claridad una reducción progresiva del número de dedos, pasando de un animal ramoneador pequeño de cuatro dedos (perteneciente a una línea evolutiva que dio lugar, además del caballo, los rinocerontes y otros mamíferos), a un animal con un tamaño mayor, que pastaba hierba y tenía las patas formadas por un único hueso terminado en un solo dedo: el caballo moderno. El Eohippus, similar en aspecto a un perro, vivió hace 60 millones de años y sus molares carecían de superficies trituradoras grandes para masticar la vegetación carnosa de su hábitat. Con la expansión de las praderas en el mioceno, hace 25 millones de años, tan solo sobrevivieron aquellos animales cuyos dientes estaban adaptados para triturar el alimento. Por otro lado, el cambio hacia un clima más árido produjo un endurecimiento del terreno y el dedo medio de Merychippus se alargó para soportar la tensión de su peso, convirtiéndose en un único dedo en Pliohippus. Las patas robustas del caballo evolucionaron para conseguir alcanzar velocidades lo bastante rápidas como para evitar a sus depredadores.
Neodarwinismo
*Formas intermedias:
En algunos casos se ha logrado encontrar el “eslabón perdido” que puede explicar las fases de cambio entre dos grandes especies. Esto se refleja claramente en algunos fósiles que presentan características Inter. Medias entre dos clases diferentes de seres vivos actuales, como es el caso del fósil Archaeopterix, que presenta una forma intermedia entre los reptiles y la de las aves actuales, lo que nos indica que las aves actuales provienen del resultado de la evolución de los antiguos reptiles.
Las formas fósiles intermedias, que se pueden situar entre dos grupos de especies diferentes, nos demuestran las relaciones de parentesco evolutivo existente entre los dos.
PRUEBAS BIOQUÍMICAS:
El origen común de todos los seres vivos se pone de manifiesto al comprobar que todos poseen los mismos componentes químicos(carbono, oxígeno...); los orgánulos están en todas las células...;todas las proteínas están formadas por los mismos veinte aminoácidos; todas las moléculas de ADN son secuencias de los mismos cuatro nucleótidos; y el lenguaje utilizado por el ADN para nombrar a cada uno delos aminoácidos es el mismo para todos los aminoácidos. Estas y otras observaciones similares se pueden interpretar como argumentos a favor de un origen común para todos los seres vivos.
PRUEBAS GENÉTICAS:
El análisis de la composición del ADN, demuestra la similitud de todos los seres vivos y su origen común. El hecho de comparar secuencias de nucleótidos en el ADN de especies diferentes, puede proporcionar información sobre su parentesco evolutivo. Si el número de diferencias es bastante alto el parentesco entre dichas especies es débil. Por el contrario si las diferencias son escasas evidencian proximidad del antecesor común, lo cual permite construir el parentesco evolutivo de estos individuos
PRUEBAS BIOGEOGRÁFICAS:
Hace millones de años algunos de los continentes estaban unidos, esto explica que especiess de distintos continentes tengan tantas similitudes ya que ambos tuvieron un origen común. Con el paso del tiempo las especiaes han ido evolucionado y dando así lugar a las especies actuales.En islas coo las Británicas que s esepararon del continente hace, relativamente, poco tiempo, las especies son las mismas.En Australia que se separó del continente hace 70 millones de años, se ha desarrolla una flora y una fauna propia ya que la evolución ha sido diferente.
También los archipiélagos oceánicos alejados de continentes presentan una diferente diversidad de especies; por ejemplo, en Hawai existen 500 especies de Drosophila a la vez que se detectan importantes ausencias como la de anfibios.

ANATOMIA COMPARADA:
La anatomía comparada investiga las homologías o similitudes estructuradas heredadas por lo organismos tanto en su esqueleto como en cualquier otro órgano. Los órganos homólogos son aquellos que tuvieron un mismo origen pero desempeñan una diferente función, debido a la divergencia adaptativa .Ejemplo: las extremidades de un caballo, un topo, un murciélago, una ballena y un ave.


Neodarwinismo
PRUEBA EMBRIOLÓGICA:
Häckel descubrió que en sus fases tempranas los embriones vertebrados eran muy similares y conforme se desarrollaban se iban diferenciando hasta dar el mamífero, ave, etc. Lo cual refleja un mayor grado de parentesco evolutivo.
Por lo tanto el desarrollo embrionario es una recapitulación abreviada de la historia evolutiva de los seres vivos.

Neodarwinismo
Grupos tan diferentes como peces, mamíferos, anfibios y aves tienen un desarrollo embrionario tan similar porque han heredado los patrones de desarrollo de un antecesor común. Estos patrones van cambiando a la vez que los descendientes evolucionan en distintas direcciones; sin embargo, algunos órganos se mantienen incluso cuando han perdido toda utilidad (órganos vestigiales), por ejemplo, en las primeras fases del desarrollo embrionario los humanos presentan una pequeñas branquias y cola hasta las seis semanas. Por ello el coxis nos ha quedado como un vestigio de la cola que tuvimos durante nuestra fase embrionaria..


Otras teorías
evolucionistas
En la actualidad han surgido otras teorías evolucionistas que contradicen la teoría sintética:
1.-Teoría neutral:
Mooto Kimura promovió esta teoría en 1968, que se basa en los siguientes principios:
La mayoría de los cambios que ocurren en el ADN no tienen importancia para la selección natural ya que no tienen ningún efecto sobre la función de las moléculas.
Más que la selección natural, el azar es quien determina las variaciones y por lo tanto el hecho de que se mantenga generación tras generación.
2.- Teoría Puntual:
Darwin creía que las especies evolucionaban de forma gradual mediante cambios progresivos apenas apreciables. El propio autor, sin embargo, admitió que este enunciado provocaba grandes conflictos en su teoría ya que el registro fósil no aportaba pruebas de un cambio gradual. Es decir, apenas existen ejemplos de criaturas en transición, cuando, según el gradualismo, deben constituir la mayor parte de los fósiles.
En 1972, Gould y Eldredge se enfrentaron con el problema y propusieron una nueva teoría : La del equilibrio puntuado. Según ellos, las especies evolucionan rápidamente en muy poco tiempo, pero, una vez evolucionadas se estancan durante periodos larguísimos, permaneciendo relativamente invariables hasta que explosiones repentinas de cambios rompen otra vez es equilibrio estático, produciéndose así un nuevo salto evolutivo. Por eso no existen fósiles de especies en transición .
Hoy en día parece aceptarse que la evolución actúa simultáneamente mediante dos procesos, aunque se discute aún sobre cual es el más importante.


Conclusión
La ciencia de la evolución sigue abierta a la investigación, y es posible que los mecanismos neodarwinistas se vean enriquecidos con las aportaciones de los neolamarckistas. Pero a pesar de estar incompleta la teoría neodarwinsta sigue siendo una buena explicación de la Evolución biológica.
El descubrimiento de las relaciones existentes entre los diferentes genes de un organismo, ha demostrado que una sola mutación puede dar lugar al cambio de muchos caracteres en el individuo, que aparentemente dependían de muchos genes diferentes. Con el tiempo, se puede llegar a descubrir que muchos fenómenos evolutivos tienen una explicación más sencilla de lo que se cree.

La evolución del pájaro..

BEIJING.- El hallazgo de un fósil de dinosaurio volador de la familia de los Terópodos en el noreste de China podría ayudar a aclarar el misterioso origen de los pájaros. Los científicos chinos creen que éste podría ser "el eslabón perdido" entre dinosaurios y pájaros modernos.

Una información de la agencia oficial Xinhua recoge declaraciones del profesor Ji Qiang, de la Academia China de Geología, quien aegura que esta especie guarda un estrecho parentesco con el Archaeopteryx, la especie voladora más primitiva conocida por el hombre, descubierta en Alemania en 1860.

El fósil, que ha recibido el nombre de Shenzhouraptor Sinensis (Shenzhou significa "Tierra Divina" en chino), fue descubierto el pasado mes de mayo en el distrito de Yixian (provincia de Liaoning).

Teorías contradictorias
A lo largo de los últimos 150 años, los especialistas se han aventurado a divulgar un gran número de teorías contradictorias sobre el proceso de evolución de los pájaros, que se podrían resumir en dos: los pájaros descienden directamente de los dinosaurios o proceden de los reptiles
primigenios.

"Este hallazgo podría ser ese eslabón perdido que los expertos hemos echado de menos durante décadas entre dinosaurios y pájaros modernos. Aunque no tenemos la respuesta definitiva, este hito avivará con seguridad el debate sobre la auténtica definición de los pájaros", augura Ji.

Este animal, que vivió supuestamente hace millones de años, se caracterizaba por la ausencia de dientes, contaba con unas extremidades posteriores más largas que las anteriores, una larguísima cola, más de 20 vértebras caudales y un esternón con forma de U.

Además, debía tener unas alas con una gran capacidad de tracción, a la vista de su tamaño, lo que sumado a la forma de su pelvis, extremidades, omóplatos y alas, nos garantiza que podía volar, asegura.

Capacidad voladora

En cambio, Ji no se decide a aventurar las distancias que este animal podría cubrir en su vuelo, aunque apunta que su cola -factor esencial a la hora de orientarse y mantener la estabilidad en el aire- es definitivamente más larga que la de su pariente lejano, el Archaeorteryx.

A la vista de sus pezuñas (rectas y poco flexibles), el Shezhouraptor no parece, en cambio, capacitado para trepar árboles, agarrar ramas y deslizarse, pero sí podía correr a gran velocidad y desplazarse por las laderas de las montañas.

"Aunque esta nueva especie se decanta a favor de la tierra firme -correr y volar-, no se puede descartar la versión arbórea en el estudio de futuras especies", precisa.

El profesor chino relata que "probablemente, los pequeños carnívoros y los dinosaurios omnívoros o vegetarianos evolucionaron en dos familias de pájaros diversificadas entre sí. Unos pájaros podían correr rápido para evitar a los depredadores y otros tenían la innata capacidad de volar".

Dinosaurios con plumas

El equipo de geólogos de Ji ya había asombrado al mundo a finales de los años 90 con el hallazgo del Sinosauropteryx, el Protarachaeorteryx y el Cuadirteryx, todos dinosaurios terópodos no voladores, pero equipados con plumas envolventes.

"Este caso es diferente. El descubrimiento del Shenzhouraptor ha cubierto un hueco en el estudio de la evolución de los animales. El debate sobre el origen de las especies ha abierto una nueva brecha", subraya Zhang Hongtao, subdirector del Departamento Chino de Geología.

Aunque los expertos no han podido describir paso por paso y con exactitud la evolución del dinosaurio en el pájaro, el descubrimiento de esta especie voladora -al tiempo que terrestre- podría culminar una búsqueda que se inició alrededor de los años 50 del siglo XIX con las investigaciones de Darwin, autor del "Origen de las Especies".

lunes, 19 de noviembre de 2012

La evolución del ojo

El ojo humano es el órgano predilecto de los antievolucionistas. A menudo, esgrimen su complejidad para intentar echar por tierra la teoría formulada por Charles Darwin. Y hasta citan al naturalista inglés en su apoyo. «Parece absurdo de todo punto -lo confieso espontáneamente- suponer que el ojo pudo haberse formado por selección natural», recuerdan que dejó escrito en 'El origen de las especies' (1959). Sí; pero no. La cita original es más larga y en ella Darwin concluye que el ojo es un producto de la evolución. Un grupo de investigadores del Laboratorio Europeo de Biología Molecular presenta hoy, en la revista 'Science', pruebas del origen de ese órgano.
Las células fotosensitivas -sensibles a la luz- de los vertebrados y de los invertebrados son diferentes, hasta el punto de que algunos biólogos han considerado la posibilidad de que el ojo surgiera en la evolución dos veces, una en cada tipo de animal. El equipo de científicos alemanes liderado por Detlev Arendt y Jochen Wittbrodt ha descubierto ahora que hubo un ancestro común de vertebrados e invertebrados que poseyó ambos tipos de sistemas visuales, y que los bastones y los conos de nuestros ojos derivan de otras células fotosensitivas que estaban en el cerebro de aquel antepasado.
«No es tan sorprendente que las células del ojo humano procedan del cerebro. Todavía tenemos células fotosensitivas en nuestro cerebro que detectan la luz e influyen en nuestros ritmos diarios de actividad. Muy posiblemente, el ojo humano se desarrolló a partir de células fotosensitivas cerebrales. Sólo después en la evolución, esas se reubicarían en lo que es un ojo y se adquiriría la visión», explica Wittbrodt. Ha llegado a esa conclusión gracias a un fósil viviente: 'Platynereis dumereili', un gusano marino que apenas ha cambiado en 500 millones de años.
Arendt levantó la liebre al ver en el cerebro del animal células fotosensitivas «que se parecían a los conos y bastones del ojo humano. Me intrigó la idea -dice- de que ambos tipos de células (las de invertebrados y humanos) tuvieran el mismo origen evolutivo».
Para probar esa hipótesis, su equipo usó una nueva herramienta: la 'huella molecular', la combinación única de moléculas de cada célula a partir de la cual se puede saber si dos células comparten un ancestro. Y resultó que la 'huella molecular' de los ojos de los vertebrados casaba con la de las células fotosensibles del cerebro del gusano marino. «Es una prueba de un origen evolutivo común. Hemos resuelto uno de los grandes misterios en la evolución del ojo humano», dice Kristin Tessmar-Raible. Los antievolucionistas tendrán que mirar a otro lado para atacar a Darwin.

¿QUIÉNES SOMOS?


¿Quiénes somos? ¿Cuál ha sido el devenir histórico que ha tenido como
resultado que hoy estemos nosotros aquí? Cuenta la tradición que sobre la
entrada del templo de Apolo en Delfos estaba inscrita la siguiente exhortación:
“Conócete a ti mismo”. Uno de los grandes retos del hombre actual es, sin
duda, conocerse a sí mismo, comprenderse y, a partir de ahí, actuar en
consecuencia. Pese a todos los grandes avances el hombre continúa siendo un
gran misterio. “En ninguna época se ha sabido tanto y tan diverso con respecto
al hombre como en la nuestra. En ninguna época se expuso el conocimiento
acerca del hombre en forma más penetrante ni más fascinante que en ésta.
Ninguna época, hasta la fecha, ha sido capaz de hacer accesible este saber
con la rapidez y facilidad que la nuestra. Y, sin embargo, en ningún tiempo se
ha sabido menos acerca de lo que el hombre es. En ninguna época ha sido el
hombre tan problemático como en la actual”1. Estas palabras las escribió el
filósofo alemán Martin Heidegger en 1927, desde entonces no sólo no han
perdido su vigencia sino que aún han cobrado mayor valor. En efecto, nunca
como ahora se había sabido tanto acerca del hombre, incluso en lo que a su
pasado evolutivo se refiere. Desde 1985 hasta nuestros días se han producido
una gran cantidad de descubrimientos importantes, que van añadiendo nuevos
datos a nuestro enigmático pasado, pero seguimos sin saber cómo hemos
llegado hasta aquí. Lo preocupante no es que sea una ignorancia coyuntural,
es decir: temporal, sino que, en algunos aspectos, parece tratarse de un hecho
estructural; o sea: parece difícil que algunos aspectos de nuestro pasado
evolutivo puedan llegar a ser conocidos algún día con la exactitud que nos
exige nuestra inteligencia.
El ser humano es un misterio. Es el único ente de la naturaleza que se
interroga por su origen, por su esencia, por el sentido de su existencia, por el
sentido de su muerte y por su destino en el más allá. ¿De dónde venimos?
¿Por qué somos así? ¿Cuándo se originó la humanidad? ¿Quiénes fueron los
primeros humanos? ¿Cuándo, dónde y cómo surgió nuestra especie: el hombre
anatómicamente moderno? ¿Cuántas especies humanas existieron al margen
de la nuestra? ¿Por qué han sobrevivido únicamente los humanos de nuestra
1 Martin Heidegger: Kant y el problema de la metafísica; Fondo de Cultura Económica, México,
1986, p. 177.
3
especie? Estas pregunta, y tantas otras análogas, componen el conjunto de
cuestiones relativas a nuestra historia evolutiva y a nuestra propia esencia.
Cuanto más sabemos sobre el pasado evolutivo del género humano más
profundo se revela el enigma que representa el ser humano.
Ciencia, filosofía y religión aportan cada una desde un ámbito diferente,
conocimientos diversos sobre el hombre. La filosofía intenta explicar en qué
consiste la esencia humana; la religión nos arroja luz sobre el sentido de
nuestra existencia y la ciencia (a través de la paleontología humana, la
arqueología y otras ramas afines tales como la paleoclimatología o la
paleopatología) nos aporta datos para intentar comprender la historia evolutiva
de nuestro género y de nuestra especie. Estos múltiples campos de
conocimiento acerca del hombre no se excluyen, sino que se complementan.
Su relación puede (y debe) ser de armoniosa compatibilidad, siempre y cuando
cada una de ellas sepa respetar los propio límites de su saber, no queriendo
suplantarse mutuamente para intentar explicar hechos para los cuales no está
metodológicamente capacitada.
Pese a todos los grandes avances que se han producido relacionados
con nuestro conocimiento de la evolución humana nuestra historia evolutiva
dista mucho de ser un proceso claro y diáfano. Por el contrario, el lector que
desee profundizar en este fascinante campo del saber podrá constatar
inmediatamente que se trata de un terreno de la ciencia en el que se da una
enorme pluralidad de opiniones, casi tantas como fósiles existentes; al menos
así lo reconocía Leslie Aiello cuando declaraba que: “en la paleontología
humana hay, a menudo, más opiniones e interpretaciones que fósiles”2. Y es
que, por desgracia, las preguntas sin una respuesta suficientemente clara son
todavía muchas. Las mayores disputas surgen a la hora de establecer las
filogenias o árboles genealógicos de los homínidos. Algo que, como tendremos
ocasión de comprobar, y por sorprendente que pueda parecer, se complica
cada vez más a medida que van aumentando nuestros conocimientos. Se da
en la paleontología humana el hecho paradójico de que cuanto más sabemos
acerca de la evolución de los homínidos, humanos y no humanos, van
2 Leslie C. Aiello: La cuna africana del hombre, Conocer, nº 175, agosto de 1997, p. 35.
4
surgiendo un mayor número de interrogantes. Los nuevos descubrimientos
suelen arrojar algo de luz sobre las cuestiones claves pero, al mismo tiempo,
plantean nuevos problemas que nos llevan a un círculo vicioso del cuál resulta
difícil de salir. Hay que reconocer que hoy sabemos muchísimo más sobre la
evolución de los homínidos que hace tan sólo una década. Pero también es
cierto que las dudas fundamentales no sólo siguen en pie, sino que han visto
como se les añadía otras. ¿Lograremos conocer algún día, de forma definitiva,
la historia evolutiva de la morfología humana? Esta es una pregunta cuya
respuesta, de momento, se nos escapa.
No se pueden olvidar tampoco los aspectos ideológicos que se hayan
implicados en los debates sobre evolución humana. Una aproximación
desapasionada nos muestra como, de forma totalmente injustificada, se utilizan
los conocimientos de esta rama de la ciencia para defender una antropología
puramente materialista haciéndola pasar por un conocimiento científico
absolutamente verdadero, definitivamente demostrado y que por ello resulta
universalmente aceptado, de tal manera que sólo los espíritus más
recalcitrantes se negarían a dar su asentimiento a tamaña evidencia. En rigor
esta antropología materialista es pseudocientífica, y se trata más bien de una
postura filosófica que aún no ha logrado demostrar la veracidad de sus
proposiciones.
A la hora de poder determinar ¿quiénes somos? Es imposible girar la
espalada y desentenderse del tema relativo a la compatibilidad o no entre los
conceptos de evolución y creación. Mientras no se demuestre lo contrario, y de
una forma efectivamente válida, no existe ninguna inconsistencia lógica que
impida afirmar la coherencia de la existencia de una creación del Universo con
la de un despliegue dinámico del mismo que, en el caso de los seres vivientes
del planeta Tierra –los únicos de todo el Universo de los que, hasta la fecha,
tenemos certeza científica de su existencia- se produciría según los cánones
de la evolución biológica; los cuáles, por cierto, aún distan mucho de estar
totalmente aclarados, así como de ser aceptados por consenso universal.
5
No se pueden olvidar tampoco los problemas que suscitan las filogenias
ni la complejidad creciente del árbol evolutivo humano; problemáticas que nos
ponen de lleno frente a los límites del conocimiento científico sobre el hombre
en este campo del saber humano y que hemos tratado en otros artículos.

LA EVOLUCIÓN DEL HOMBRE

TEORIAS DARWINISTAS

 Darwinismo
 Darwinismo El darwinismo es un término con el que se describen las ideas de Charles Darwin, especialmente en relación a la evolución biológica por selección natural. El darwinismo no es sinónimo de evolucionismo, este último es anterior a Charles Darwin: las teorías darwinistas son evolucionistas, pero su aportación clave es el concepto de selección natural considerado determinante para explicar la causa de la evolución2 y que en su posterior desarrollo, con numerosas aportaciones y correcciones, permitirá la formulación de la teoría de la evolución actual o síntesis evolutiva moderna. Por tanto es igualmente equivocado usar el término «darwinismo» cuando se habla a la actual teoría de la evolución, ya que esta no se reduce solo a las ideas postuladas por Charles Darwin. 

















Síntesis evolutiva moderna
La síntesis evolutiva moderna (también llamada simplemente nueva síntesis, síntesis moderna, síntesis evolutiva, teoría sintética, síntesis neodarwinista o neodarwinismo) significa en general la integración de la teoría de la evolución de las especies por selección natural de Charles Darwin, la teoría genética de Gregor Mendel como base de la herencia biológica, la mutación genética aleatoria como fuente de variación y la genética de poblaciones matemática. Las figuras importantes en el desarrollo de la síntesis moderna incluyen a Thomas Hunt Morgan, R. A. Fisher, Theodosius Dobzhansky, J.B.S. Haldane, Sewall Wright, William Donald Hamilton, Cyril Darlington, Julian Huxley, Ernst Mayr, George Gaylord Simpson y G. Ledyard Stebbins. Esencialmente, la síntesis moderna introdujo la conexión entre dos descubrimientos importantes: la unidad de la evolución (los genes) con el mecanismo de la evolución (la selección). También representa la unificación de varias ramas de la biología que anteriormente tenían poco en común, especialmente la genética, la citología, la sistemática, la botánica y la paleontología.



¿QUÉ ES LA EVOLUCIÓN?

La evolución biológica es el conjunto de transformaciones o cambios a través del tiempo que ha originado la diversidad de formas de vida que existen sobre la Tierra a partir de un antepasado común. La palabra evolución para describir tales cambios fue aplicada por primera vez en el siglo XVIII por el biólogo suizo Charles Bonnet en su obra Consideration sur les corps organisés.3 4 No obstante, el concepto de que la vida en la Tierra evolucionó a partir de un ancestro común ya había sido formulado por varios filósofos griegos, y la hipótesis de que las especies se transforman continuamente fue postulada por numerosos científicos de los siglos XVIII y XIX, a los cuales Charles Darwin citó en el primer capítulo de su libro El origen de las especies.6 Sin embargo, fue el propio Darwin, en 1859, quien sintetizó un cuerpo coherente de observaciones que consolidaron el concepto de la evolución biológica en una verdadera teoría científica. La evolución como una propiedad inherente a los seres vivos ya no es materia de debate entre los científicos.2 Los mecanismos que explican la transformación y diversificación de las especies, en cambio, se hallan todavía bajo intensa investigación. Dos naturalistas, Charles Darwin y Alfred Russel Wallace, propusieron en forma independiente en 1858 que la selección natural es el mecanismo básico responsable del origen de nuevas variantes genotípicas y, en última instancia, de nuevas especies.8 9 Actualmente, la teoría de la evolución combina las propuestas de Darwin y Wallace con las leyes de Mendel y otros avances posteriores en la genética; por eso se la denomina síntesis moderna o «teoría sintética». Según esta teoría, la evolución se define como un cambio en la frecuencia de los alelos de una población a lo largo de las generaciones. Este cambio puede ser causado por diferentes mecanismos, tales como la selección natural, la deriva genética, la mutación y la migración o flujo genético. La teoría sintética recibe en la actualidad una aceptación general de la comunidad científica, aunque también algunas críticas. Ha sido enriquecida desde su formulación, en torno a 1940, gracias a los avances de otras disciplinas relacionadas, como la biología molecular, la genética del desarrollo o la paleontología. De hecho, las teorías de la evolución, o sea, los sistemas de hipótesis basadas en datos empíricos tomados sobre organismos vivos para explicar detalladamente los mecanismos del cambio evolutivo, continúan siendo formuladas